El Cura sin Cabeza

La Leyenda del Cura sin Cabeza

Hace mucho tiempo que por la imaginación de los habitantes del pueblo de Tambo corre la historia de un difunto sacerdote que relacionó su vida con la mezquindad humana, teniendo que penar sus culpas.
Dicen que solía aparecer a las doce de la noche, junto al altar mayor de la capilla, donde él había sido capellán; pero era -curiosa y fantástica su aparición, puesto que lo hacía sin su cabeza.
A la medianoche, todo el que pasaba, veía las luces encendidas, y llevado por la curiosidad atisbaba el altar; y pasmábase al ver «el cura sin cabeza», como le llamaban.

la leyenda del cura sin cabeza

Cuentan que un día, después de la debidas ceremonias, se cerraron las puertas de la capilla, desalojando la sala; un joven que se había dormido quedó aprisionado en el pequeño templo, y cuando despertó temió de su situación: encerrado y con velas encendidas misteriosamente. Empezó a llamar a gritos y a golpes, siendo vanos sus llamados a tan altas horas.
¡Cuál no sería su asombro al ver aparecer en el altar una figura! ¡El cura sin cabeza! Sus piernas flaqueaban, y ya desmayaba, cuando el famoso cura le hace un gesto, llamándolo. Y escuchó una voz que le decía que se acercase, que no temiera, que él solo quería celebrar una misa y que para esto necesitaba quien lo escuchase; y le rogaba que él fuera su oyente. Enmudecido de espanto, el joven determina arrodillarse y atenerse a las circunstancias. Se celebró una misa. Se apagaron las luces; y desapareció para siempre ese fantasma de la capilla. El joven salió disparado hacia la puerta, todavía cerrada. Se estrelló y cayó desmayado

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